Fue levantada en el
primer tercio del siglo XIII, en los postreros momentos de los reinos de
Taifas. Su nombre en árabe era Borg-al-Azajal, que venía a expresar, que el
revestimiento de azulejería dorada que destellaba al sol era como el oro y se
reflejaba en el río dañando la vista.
La leyenda cuenta que la Torre del Oro servía como refugio a las damas que cortejaba el Rey Pedro I el Cruel, cuyo más celebre amorío fue el de doña Aldonza, hermana de doña María Coronel, que vivía aquí, en la Torre del Oro, mientras que su esposa, María de Padilla, habitaba en el Alcázar.

Posteriormente
nuestro monumento pasó a ser capilla y prisión. Arquitectónicamente, es de
planta dodecagonal. Presenta tres cuerpos: el más elevado circular. El segundo
es de ladrillos y de planta hexagonal, posee decoración cerámica en cintas
verdes recuadrando los arcos(grata innovación en su época) y en el primero se
superponen tres plantas cubiertas con bóvedas de arista.
Con el paso de los
años, el abandono se cebó con la Torre. Así llegó al siglo XVI en un ruinoso
estado, lo que obligó a realizar una importante obra de consolidación. Gracias
a ella, pudo alcanzar el XVIII, en el que, el terrible terremoto de
Lisboa(1755) sacudió a la ciudad y afectó gravemente a la Torre.
Fueron momentos
críticos para su futura pervivencia, pues aunque en 1760 se arreglaron los
daños y se añadió el cuerpo superior, poco antes el asistente Marqués de Monte
Realse planteó su demolición para ensanchar el paseo de coches de caballo y a
efectos de dejar el paso de San Telmo al Puente de Triana más derecho. La
fuerte oposición del pueblo de Sevilla(llegaron hasta el rey) impidió que se
cometiera tal destrozo.
Otra posterior
amenaza de muerte le vino de manos de la Revolución de 1868, cuyos
revolucionarios , que apresuraron la demolición de los lienzos de murallas, las
pusieron a la venta para aprovechar sus materiales de derribo. Nuevamente la
oposición popular fue la que provocó que la Torre perdurara.

Hoy en día, la Torre
del Oro es tan emblemática para Sevilla como las mismísima Giralda. Alberga un
Museo Naval que exhibe variados objetos y piezas relacionados con la vida
marinera sevillana y es monumento indiscutible y emblemático para la ciudad, a
la que otorga extraordinarias vistas desde Los Remedios y Triana.