LA TRAGEDIA DE DOÑA MARIA CORONEL

 

María Coronel nació hacia el 1334. Su padre era el alguacil mayor de Sevilla y consejero privado del rey Alfonso XI, y se casó con Juan de la Cerda.

En 1353 muere su padre decapitado por haberse sublevado contra el nuevo rey don Pedro I; su esposo, cuatro años después, corre la misma suerte. Doña María Coronel, ya viuda y sola, vive con los pocos bienes que le quedan. Sin embargo, ajeno a la pena que ella pudiera sufrir, el rey don Pedro se enamora y encapricha de ella, hasta tal punto que la acosa y persigue vaya donde vaya.

Sin saber ya cómo remediar tal persecución, doña María se refugia en el convento de Santa Clara. Un día los alguaciles del rey entran a buscarla al hogar de las clarisas con objeto de llevarla ante don Pedro al Alcázar, pero las monjitas y un hortelano la esconden en una zanja junto a la Torre de Don Fadrique y le echan tierra encima. Se dice que se obró el milagro y crecieron matas de perejil que disimularon el escondite de doña María.

Lejos de desistir de su objetivo, pasado este suceso, es el mismo rey en persona quien acude al convento. Esta vez no hay tiempo de avisar a doña María Coronel quien, acosada, comienza una carrera huyendo de don Pedro por las estancias de Santa Clara. En la cocina, ella se ve entre la espada y la pared y, con la única finalidad que dejar de gustarle, se arroja una sartén de aceite hirviendo sobre su rostro. El rey al verla huyó despavorido dando fin a la obsesiva persecución,

Muerto el rey don Pedro y reinando ya su hermanastro Enrique el de las Mercedes, Doña María recuperó sus casas y sobre ellas fundó en 1374 el Monasterio de Santa Ines.

Al morir doña María fue enterrada en el coro de este nuevo convento y, al cabo de los años, encontraron su féretro. Actualmente su cuerpo permanece incorrupto y se aprecian aún las quemaduras provocadas por su desesperación. Su cuerpo se muestra en el convento de Santa Inés todos los días 2 de diciembre.