
En el siglo IV Sevilla sufrió un gran
terremoto y la mezquita sufrió grabes daños dejándola en un estado casi
ruinoso, para decidir sobre el futuro del edificio en 1401 se reunió el cabildo
de la iglesia de Sevilla, tras la reunión se acordó derribar la mezquita y
construir la nueva catedral, para llevar a cabo el proyecto e puso como premisa
que fuese el templo más grande jamás construido. Uno de los Canónigos dejo una
frase para la posteridad: “hagamos una iglesia tan grande, que los que la
vieran acabada nos tengan por locos”. Y cierto es que lo consiguieron, la
catedral fue el edificio más grande de la cristiandad hasta la aparición de la
de San Pedro en el Vaticano y la Catedral de San Pablo de Londres, es la catedral
gótica cristiana con mayor superficie del mundo.
La UNESCO la declaro en 1987
junto al Real Alcázar y el Archivo de Indias patrimonio de la humanidad y el 25
de Julio del 2010, bien de valor universal.
Empezó su construcción en 1401 y no fue hasta 1568 cuando se dieron por
concluidas las obras. Como resultado obtuvieron un templo cuya dimensiones y
estructuras son hoy en día motivo de admiración por el mundo entero. Las obras
fueron dirigidas por, arquitectos reconocidos por la época como Diego de Riaño,
Juan Gil de Hontañon o Hernan Ruiz II y debido a la duración de esta pueden
observarse reminiscencias góticas, neo-góticas y renacentistas.
El templo
mide 142 metros de largo por 76 metros
de ancho, está compuesto por cinco naves con capillas en los contrafuertes y
una altura máxima en la nave central de 40 metros. Consta de 68 bóvedas
ojivales que la sostienen, 28 pilares adosados y más de 32 libres, tiene 93
vidrieras la mayoría de ellas realizadas en el siglo XIV, posee 9 puertas de
acceso si bien no todas están abiertas o tienen el mismo valor artístico.